jueves, 19 de abril de 2007

"¡Correa, deja de hacer cagadas!", parte 2

OK, retomando la historia, me tocó salir de la Fiscalía hacia el hospital Eugenio Espejo para que me hagan un examen médico de verificación. Probablemente se pregunten para qué hacen esto...es para comprobar que iba a entrar al tarro en buen estado de salud, sin signo alguno de tortura o acoso por parte de quien me detuvo, es decir la policía. Mientras estábamos yendo al hospital, el subteniente (el jefe de la patrulla) recibió una llamada de la oficina de enlace de la presidencia de la república ordenándole que detenga todo el proceso y me deje en libertad. Claro, uno diría que sería mejor olvidar todo el asunto, pero los manes me impresionaron con su sentido de responsabilidad al negarse a hacer eso y seguir por los canales normales del proceso, que si bien estaba viciado de inicio, debían continuarlo.

Al llegar, tuvimos que esperar más o menos una hora, porque justamente ese día hubo un accidente de bus (qué raro, buseros de la reputa que los parió) que había causado que el área de emergencias del hospital se llene, y la doctora jefa de la estación estaba ocupada en menesteres más importantes que firmar el papelito para que me metan definitivamente al CDP.

Mi pana con el que me encontré y que ya se había encargado de guardar el carro en mi casa me fue a ver al hospital y estaba ahí acolitando y dando apoyo moral. Desde ahí, yo estaba realizando llamadas a diestra y siniestra, con mi abogado, mi vieja, un par de amigos, mi médico y un amigo de mis viejos que es congresista. Finalmente, un par de practicantes en el hospital (de los cuales la chica estaba bastante guapa) me hicieron el examen. Me revisaron todo el cuerpo y la cabeza en busca de hematomas o signos de golpes. Pasé normal en todo, excepto que tenía un poco de deshidratación, me imagino que por la ansiedad del momento. Ese rato nos pusimos en camino hacia la Policía Judicial, donde mi abogado y un primo que es policía me esperaban. Al llegar me condujeron a un cuarto donde había 2 pacos con 3 mancitos que realmente se veían como delincuentes y me quedaban viendo a cada rato como que estuvieran viendo a E.T.

Ya me estaba preparando para pasar la noche ahí en algún calabozo de la PJ, haciendo una lista mental de todo lo que tenía que encargarle a mi vieja: el celular, la billetera, el reloj, la tarjeta magnética del laburo, y etc etc etc. Luego de unos minutos en ese cuarto, me llamaron hacia el escritorio del secretario de ahí, que dijo que no podía recibirme porque no había cometido ningún delito, y que por lo tanto mi detención no podía ser legalizada. Mencionó que yo le podía haber dicho al rafaelito incluso de qué se va a morir, pero no me podían meter al bote por eso, y que lo que hice podía ser considerado apenas como una contravención, y que en ese caso lo único que se podía hacer es que me lleven a una comisaría para ver qué sanción me iban a dar. Saliendo de ahí, mi vieja, mi hermana y algunos amigos ya estaban ahí. Se corrió el rumor que yo había estado tomado mientras había gritado, gracias al comedimiento de una dizque abogada que estaba ahí, y que la verdad si la veo alguna otra vez le romperé la cara por repartir rumores falsos.

Sucede que la comisaría de turno era la Nº 2, sobre la Av. 10 de Agosto y Checa. Fuimos allá, y no pude parar de cagarme de risa el rato que vi la vaina cerrada, con triple vuelta de cadena y candados, y por supuesto, una bandera enorme de la lista 35 colgada en una de las ventanas...Ese rato creí que ya me había salvado de pasar la noche encerrado, pero naranjas...por la radio pidieron información los chapas y tenían dos posibilidades, ya que estaba a cargo de ellos hasta que me dejen en algúna institución que disponga sobre mi libertad: o me dejaban en calidad de encargado en algún edificio de la policía o me tocaba dormir en el patrullero durante el turno de los manes. Se decidieron por llevarme a un mini centro de detención que tienen en la avenida 24 de mayo, en el edificio de la ex-cervecería Victoria. Ahí los manes les dijeron que no me podían meter en ninguna celda y si tenía que quedarme, tendría que dormir en la oficina del retén, usando el único sofá disponible...eso a la final tocó hacer...mi vieja y mi primo que es policía me dejaron "bien recomendado" con los oficiales y tropas que tenían que hacer turno esa noche. Menos mal que se había acabado ese ping-pong que estaban haciendo conmigo entre la PJ, la comisaría que nunca se abrió y la fiscalía.

Mi familia se fue y me dejó no más ahí, porque al día siguiente tendríamos que ir tempranito a una comisaría para que me dicten sentencia. El plan consistía en que la comisaría no miraría siquiera mi caso porque no existía delito, entonces tenían que mandarme a la intendencia de policía para que me dicten sanción a la contravención. Sin embargo, si el parte no llegaba temprano, me tendrían que retener al menos uno o dos días más.

Al final del día, uno de mis mejores amigos, autor intelectual de este blog, me fue a ver al lugar de detención y me hizo compañía hasta antes de irme a dormir..ahí pasamos hablando como una hora, de cualquier huevada que se ofrecía. Él se fue y yo me fui a ver el final del partido del Emeleshh, que perdía con el Inter 2x1...mi vieja, tan bacana que es, me había dejado bien provisto con colita, agua, unos doritos, una manzana y galletas, para pasar la noche. Los pacos ni de fundas se esperaron que les comparta todo, y nos quedamos hablando hasta que hicieron cambio de guardia a las 12am. Ese rato me fui a dormir al sillón chueco de la oficina de los chapas, con una cobija chiquita que era en realidad un poncho delgadito de la esposa de mi primo, que era lo único que me dejaron para abrigarme.

De nuevo, ya estoy con sueño, así que la 3a y última parte se los contaré mañana.

Nos vemos!

2 comentarios:

MJOrmy dijo...

Chuta Alejin, que hecho mazo que te haya pasado todo eso aunque te confieso que me reí un chance leyendo. Así pasa cuando tenemos a cabezas cuadradas e intolerantes en el poder..

gabriela dijo...

jejeje

yo sigo leyendo y disfrutando...

espero con ansias la conclusión de esta novela ecuatoriana!

besitos!