miércoles, 18 de abril de 2007

"Correa, deja de hacer cagadas!", parte 1

Se te está conociendo verdaderamente ahora, bacalao!

Martes 10 de abril, 6:50 pm. Yo estaba saliendo de mi trabajo y enfrentándome al tráfico habitual de hora pico por la avenida 6 de diciembre. Me dirigía hacia el parque de La Carolina para jugar pelota con unos amigos, uno de los cuales marchará esta semana hacia Abu Dhabi y China, por una jugosa oferta de trabajo, e iba a ser una pequeña despedida para él, con quien nos conocemos desde el kinder. En fin, yo iba rodando en el carril izquierdo de la 6 de sur a norte, cerca de la Portugal, totalmente solo y escuchando un poco de música.

En eso, se comienzan a escuchar las típicas sirenas que anuncian el paso de alguien "importante" (por no decir un pelele que se cree muy importante porque tiene una colmena de chapas y gorilas que lo protegen). Yo, como todos los conductores a mi alrededor, ni nos mosqueamos porque sabíamos que estos "señoritos" tienen la corona de circular por el carril de la Ecovía, a velocidades insanas y sin respetar los semáforos.

Algunas semanas atrás, pasando por la misma avenida pero en camino al laburo o a la U, nos pasó por un lado la caravana presidencial, con el Rafaelito, muy orondo con su sonrisa de hornado a punto de que le pasen el soplete. Al man le van resguardando siempre 4 motos de la escolta policial, 7 autos entre patrulleros y los típicos jeep o SUV Rodeo sin placas y con vidrios polarizados, que son parte de nuestra copia barata de la STASI. Sobra decir que el A1 siempre va en su limosina Lincoln Town Car negro con la ventana abierta, me imagino que para recibir halagos y lambisconerías de cualquiera que vaya pasando.

Al ver en el retrovisor del carro el mismo Lincoln Town Car que ya sabía a quién transportaba, no me aguanté las ganas. Creo que en este blog se ha repetido hasta la saciedad mi posición acerca del presidente del Ecuador y sus actos, pero la mejor forma de oponerse a algo o alguien es enfrentarlo, y con esto no quiero decir batirse a golpes o meterle un tiro, sino manifestar lo que a uno le molesta y lo que piensa.

Hice precisamente lo que menciono en el párrafo anterior. Bajé la ventana y cuando el carro de Mr. President pasó por al lado mío, con la ventana bajada, grité "¡Correa, deja de hacer cagadas!", con todo el propósito de que el man me escuchara. Ese rato,solo vi que dentro del auto alguien señalaba hacia mí, pero la caravana siguió su camino cual si nada. Yo me mantuve en el carril izquierdo, y esperando que la congesión en Naciones Unidas y 6 de diciembre amaine para poder curvar hacia el parque.

De pronto, me doy cuenta que había un policía entre el carril izquierdo y el del medio, que parecía estar buscando a alguien. Simplemente pensé que estaba dirigiendo el tráfico, bastante pesado a esa hora. Todos los carros a sus costados pasaban, y él no dirigía el tránsito. Ese momento empecé a sospechar que a quien realmente buscaba no era otro que a mí. No me equivoqué en lo absoluto.

Señales de que me detenga, en media avenida y con 50 carros atrás

-Buenas noches, ¿por qué me para?
-Licencia y matrícula.
-De acuerdo, déjeme sacarlas del baúl, porque dejé mis documentos ahí. ¿Por qué me paran?
-No sé, tengo órdenes de la central.
-Tenga, pero necesito saber su nombre y rango.
-...
-Nombre y rango, por favor.

El tipo se aleja y me hace señas para que me parquee al frente del estadio. Comienza a transmitir todos mis datos por el radio. 10 minutos después, no se acercaba. Lo seguí en el carro hasta donde estaba.

-Por qué me detiene? Tengo derecho a saberlo!
-No puedo decírselo, son órdenes de la central.

El tipo se aleja unos 50 metros más y seguía hablando por el radio.

El tiempo seguía transcurriendo y yo seguía ahí parado, con un supuesto policía que a pesar de estar uniformado como tal, no tenía placa de nombre en el pecho ni la talla de un policía. Medía cerca de 1,90, cabello castaño corto, colorado, bigotes y porte extrañamente marcial. Me tuvo esperando alrededor de 40 minutos, durante los cuales llamé a mi pana para avisarle y llamé a mi abogado, quien me instruyó que bajo ningún motivo me baje del auto y me preguntó si había más gente vigilándome, a lo que respondí que no.

De pronto, veo que por el mismo carril del trole llega un patrullero y a continuación dos más. Se parquean sobre ecovía en la parte que se desvía para entrar al Quicentro. Se comienzan a entrevistar con este chapa motorizado que me detuvo y simplemente se miraban con extrañeza. Esta "entrevista duró al menos 10min más. Luego de eso, los patrulleros se dieron la vuelta y se pusieron detrás de mi carro. Se bajaron dos oficiales mujeres y un varón del un patrullero, y el resto eran varones.

Todos rodearon el carro y una se acercó a preguntarme que por qué me paraban. Le informé lo que había pasado y los manes sólo se miraban con extrañeza. No dijeron nada en contra y más bien gastaron un par de bromas. Yo estaba preocupado por el carro. Me comencé a sentir como un terrorista al que lo apresan antes de detonarse la bomba. Me querían llevar y eso estaba visto. No sé cómo, pero de pronto asomó un amigo mío al lado del carro, que me había visto rodeado por patrulleros y bajó a averigüar algo. Mi pana trataba de hacerle la conversa pero el mancito no se dejaba para nada y sólo respondía que la central le había ordenado eso. Antes de que lleguen los patrulleros, yo insistía con lo del nombre, hasta que el man me dijo ser un subteniente Núñez. Ahora, la primera cosa extraña: cuando les mencioné a los policías sobre si su compañero había dicho algo, ellos sólo dijeron que el man no era para nada policía, sino de ley era de estos gorilas asalariados con nuestra plata.

Luego, llegó otro patrullero y los policías que se bajaron me manifestaron directamente que me iba detenido por haber faltado de palabra al excelentísimo señor don presidente de la república del Papel Carbón. Yo les mencioné que no me iba a bajar del auto hasta que no sepa quién ordena la detención, las identidades de quién me detiene y el cargo que se me imputa, por supuesto, invocando también mi derecho a la libre expresión. Se dieron cuenta de que no iba a ceder en ese aspecto (además, por orden de mi abogado) y me doraron la píldora con que no iba detenido, sino solamente a declarar a la Fiscalía. Yo me bajé del carro...Silly me.

Los acompañé a la Fiscalía, de buena gana y conversando un rato con los manes. Llegamos y me presentaron frente al fiscal.Ahora viene lo raro. Según el artículo 24 de la Constitución, mencionado en un post anterior, yo tenía todo el derecho de presentarme a declarar acompañado de un abogado contratado o uno designado por el Estado. El tipo escuchó solamente las opiniones de los policías, y la mía para nada. Ese rato declaró que sí es procedente que vaya a la cárcel, sin que siquiera haya dicho algo para defenderme. Yo protesté pero los pacos me sacaron de ahí y fuimos rumbo al hospital Espejo, para que me saquen un certificado de estar gozando de plena salud.

Hasta ahí el episodio 1, pero eso sí les recuerdo que toda la situación duró hasta el siguiente día. Publicaré el resto del asunto mañana, que este rato ya estoy en autopilot.

Chau!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

pero la mejor forma de oponerse es gritar deja de hacer cagadas, deja de hacer cagadas vos loco!!!!!!

Martina Fierro dijo...

QUÉ PASÓ CON LA PARTE II?????
Qué pasó después? a dónde te llevaron?

aLeJo dijo...

Martina, te recomiendo que sigas este link:

http://edv82.blogspot.com/search/label/cagadas

así te sale todo el relato (pero de más antiguo a más nuevo, así que las partes 2 y 3 están más arriba.

anónimo: desde cuando oponerse con razón es hacer cagadas?